Horizonte en el modelo de financiación de la inversión pública

Todos entendemos (o deberíamos entender) que el dinero público debe revertir a la sociedad en servicios públicos e infraestructuras socialmente rentables. No obstante, en dicha inversión pública, cuyo objetivo será el de satisfacer las necesidades sociales en un contexto de restricciones presupuestarias y de demanda creciente de nuevas inversiones, entraran en juego dos conceptos que pueden ser contradictorios; eficiencia y equidad. A pesar de los muchos esfuerzos que se han hecho por tratar de monetizar todo tipo de acción sobre la sociedad (análisis coste-beneficio, multicriterio, etc.), el problema de base ya no deriva de dichos criterios de “elección socialmente rentable” (que por otro lado, históricamente, más de una vez se han reducido a cierto “capricho” político con poca o nula rentabilidad social), sino del agotamiento de las vías de financiación de dichos proyectos. En el olvido ha quedado ya, en muchas tipologías de proyectos, la vía presupuestaria; con demasiados problemas de financiación se topan las empresas públicas; y se van agotando los proyectos con beneficio económico suficiente, en lo cual la actual crisis juega un papel importante, como para desarrollarlos mediante concesiones (eficiencia vs. equidad). En el campo de las infraestructuras, concretamente, se está llegando a un techo limitativo. Debemos pararnos a pensar en el futuro modelo de dicho gasto público e integrarlo dentro del nuevo modelo económico si queremos continuar realizando inversiones públicas socialmente rentables.