Esta frase puede ser eternamente repetida en cada una de las contiendas electorales. Y es cierto. Los jovenes no votan. No votan por muchas razones. Pero algo eminentemente importante es la distancia. Imaginemos la situación.
Domingo Dia D
7.00 a.m. El joven (llamemosle Jordi) llega a su casa. Tiene mucho sueño, ha disfrutado de una gran noche de fiesta, no ha ligado, pero también con los amigos se disfruta. Quizà haya bebido demasiado y por eso se encuentra especialmente cansado. Se tumba en su cama y a disfrutar de los más bonitos sueños.
15.00 p.m El joven Jordi descubre que es muy tarde y tiene que comer con la familia que le esta esperando. Se arregla un poco y se anima para comer. En las noticias hablan de las elecciones. Jordi se da cuenta por sorpresa de que hoy hay elecciones y ve como los líderes de las listas van a votar. Aprecia un pequeño detalle, ninguno se asemeja a su edad. Se plantea si ir a votar, pero decide que en casa esta mejor. Afirma en sus pensamientos que ninguno de estos se va a preocupar de sus problemas por la sencilla razón de que ellos no los tienen. Y asi es.
Nos guste o no, los jovenes nos sentimos identificados con nosotros mismos. Con los que dia a dia sufren y padecen nuestros problemas. Nunca nos veremos identificados con un hombre de 40-50-60 años que su mayor preocupación es llevar los hijos al colegio o cuidar de los nietos o ir a cenar con su mujer. Los jovenes no tenemos esos problemas.
Por ello, creo que se debe valorar el espiritú joven y las ganas de solucionar los problemas de los jovenes, pero por los mismos jovenes. Por todo ello, espero y deseo que los jovenes tengamos siempre algo que decidir.
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