Salta la noticia y me alegra, me conmueve y me emociona. Rosa Díez abandona el PSOE. Por fin. Tras muchos comentarios más propios de una derecha conservadora y anclada en el siglo XVIII, y con el apoyo y ayuda de sonados antipluralismo, Rosa Díez abandona la formación socialista.
En primer lugar me quedó con darle la enhorabuena por haberse dado cuenta de que en el socialismo del siglo XXI no tiene espacio. Que, en cualquier caso, siempre tiene la oportunidad, como va a hacer, de presentarse por otro partido político de ideologia conservadora. En segundo lugar, felicitar al socialismo por el buen trabajo y conseguir que gente de esta calaña pueda encontrarse desubicada. Que, tras mucho trabajo, la visión progresista no va ligada a los pilares del pasado de unidad, libertad y grandeza. Que se puede creer en la unidad de un estado más allá del centralismo propio de algunas repúblicas anquilosadas.
Por todo ello, solo me queda darle las gracias y la enhorabuena por el trabajo efectuado y como dice el sabio refranero español: "A enemigo que huye, puente de plata"
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